lunes, 23 de noviembre de 2015

Con la maleta vacía





Allí está Sandra, esperándome en la puerta de embarque, arrastrando con las ganas vencidas una maleta vacía y sujetando con la otra mano un móvil sin directorio; cabizbaja y escondida tras unas enormes gafas oscuras, aun así, no logra ocultar que está llorando.



Por mi cabeza pasan las últimas veinticuatro horas... él en el suelo esposado, la policía requisando el ordenador; todo había terminado, la abrazan y la sacan en volandas, pues apenas si se tiene en pie.
Después de un año se ha derrumbado pero no puede permitirse llorar, la felicitan, el seguimiento, su trabajo como cebo ha sido un éxito: Charels Mixon, acusado de trata de blancas es detenido, destapándose la mayor red de Irlanda.
Ese es su trabajo, bajar a los infiernos y apagarlos saliendo ilesa; pero esta vez subió tan dañada como enferma, enamorada del mismo lucifer que tiñó su alma; ¿sería capaz de recuperarla?
Me gustaría contarle lo que aún no sabe y yo sí, pero mi papel en su infierno es seguirla donde me quiera llevar, limitándome a observar, viajar... viajar hasta dónde o hasta cuándo... y ella intentará borrar su historia, reinventar su destino, confieso no sentirme culpable y por el contrario... ¡disfrutarlo tanto!
Allí estaba Sandra esperándome, donde la dejé, página 164.

©Trébol Mati


No hay comentarios:

Publicar un comentario